12º Los tartessos

Tartessos fue el nombre por el que los griegos conocían a la primera civilización de Occidente situada en el suroeste de la Península Ibérica. Fue el primer estado organizado que se formó en la Península Ibérica, hacia finales del segundo milenio antes de Cristo, y que adquirió una extraordinaria personalidad política y cultural.


Los tartesos fueron los primeros hispánicos que se relacionaron con los pueblos históricos civilizados del Mediterráneo oriental, llegados al litoral peninsular con propósitos de tráfico mercantil. Por ello y por su riqueza minera, Tartessos alcanzó inmenso poderío. El país de los tartesos es citado en numerosas fuentes históricas siempre como pueblo rico y rebosante de esplendor.


Ubicación y periodo histórico
Estaba situado en una región bañada por el entonces río "Tartessos". Este río fue llamado posteriormente "Betis" por los romanos y "Guadalquivir" por los musulmanes:



Con este nombre, por tanto, identificaban a un reino, al río que lo cruzaba y a la capital del reino situado en la desembocadura del mismo

A pesar de numerosas descripciones, la capital de los Tartessos aún no se ha encontrado, ya que la geografía de la zona ha cambiado mucho en estos 3000 años. La desembocadura oriental es la única que hoy existe en la provincia de Cádiz, pero entonces era mas ancha que hoy. La desembocadura occidental no existe, pero se considera situada entre de la actual Matalascañas y Huelva.
Entre estos dos brazos había una gran laguna y al menos una isla donde estaría situada la legendaria ciudad. Prospecciones en Doñana han detectado dos catástrofes naturales (o tsunamis) que provocaron el hundimiento de lo que pudieron ser islas o territorios secos, uno al rededor del 1500 a.C. y otro en el s. II d.C.

Los Tartessos era una sociedad muy urbana con numerosas ciudades a lo largo de la ribera del Guadalquivir. De las ciudades tartesas que hoy se conocen podemos citar algunas como Huelva. En su provincia Escacena del Campo  se han encontrado los más importantes hallazgos sobre esta civilización.
Economía y comercio
Tenían una gran riqueza en recursos naturales y una gran relación comercial con los pueblos del Mediterráneo (agricultura, ganadería, pesca y minería)

Su riqueza por excelencia fueron los metales, especialmente el oro, la plata, el estaño y el bronce que ya extraían en el S. X a.C. De hecho Tartessos se convirtió en el principal proveedor del Mediterráneo de bronce y plata.

Importantes socios comerciales fueron los fenicios que se establecieron factorías comerciales en las costas, dentro del territorio de Tartessos. Este comercio era muy importante para ellos cuando las minas del Sinai de donde extraían estos metales cayeron en desuso. También los griegos mantuvieron relaciones comerciales con Tartessos.
Gobierno y cultura
La forma de gobierno de Tartessos era la monarquía con sede en una capital desde la que controlaba todo el territorio.

No se sabe cuándo apareció la lengua tartésica en la península ni cuándo se comenzó a usar la escritura. Como hallazgos de la misma tenemos una serie de estelas datadas entre los siglos VII al V a. C. y el más antiguo son grafitos en cerámica procedentes de yacimientos tartésicos.




Algunos yacimientos:

El cabezón de San Pedro:


En un cerro situado en pleno centro de Huelva, se han hallado un muro del siglo IX a.C. y cerámicas tartésicas con grafitos que muestran la escritura tartésica. Con esta escritura se han encontrado diversas estelas en Andalucía.













Tejada La Vieja:

Está situado en Escacena del Campo (Huelva): Ciudad habitada entre los siglos VIII y IV a. C. en la ruta que llevaría los minerales obtenidos en las próximas minas de Río Tinto a los puertos en la desembocadura del Guadalquivir, en el lago conocido por los romanos como Ligustino que ahora ocupan las marismas de Doñana. El perímetro amurallado y las estructuras de las viviendas se conservan sorprendentemente bien.



Necrópolis de la Joya:

En Huelva datada entre finales del siglo VIII y la segunda mitad del siglo VI a.C. En ella se ha encontrado un conjunto de tumbas con numerosas piezas de ajuar, en su mayoría de bronce. Entre ellas destacan por su fino trabajo, restos de carros de caballos, un brasero, un anillo, jarras, urnas, vasos y quemaperfumes.

Carros de caballos:           


                                                 braseros:








Jarras:






                             Anillo:



            

Urna y mataperfumes:

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